PEKÍN, 16 de mayo de 2025.- En un centro comunitario en Lhamo, ciudad en la frontera tibetana de las provincias de Sichuan y Gansu, en China (también conocida como Langmusi), se aprovecha y recoge las botellas de colores que son botadas en los arroyos contaminados cercanos, utilizando al mismo tiempo las técnicas y estilos tradicionales de construcción.
Esta área vulnerable tiene los pantanos más altos del mundo y cuatro reservas naturales con un tercio de las aves y las dos quintas partes de los mamíferos que figuran en las listas internacionales o nacionales de especies protegidas.
Las alguna vez exuberantes y verdes praderas se han transformado en desiertos con superficies pedregosas. Como los nómades son los principales habitantes de la zona, es importante que se escuchen sus voces, mientras se busca una solución para revertir la desertificación de los pastizales. Debido a que Lhamo sirve como punto de encuentro para comprar y vender bienes, es un lugar ideal para que esta colaboración se produzca.
Durante la construcción de la estructura, previamente se lleva a cabo la recolección de botellas y otros materiales y también durante el proceso mismo de construcción.
El objetivo principal de la estructura de botellas es mostrar la arquitectura tradicional tibetana, un arte que se ha desvanecido en los últimos años en manos de las estructuras modernas de metal y cemento. La madera, la piedra y la tierra son tres componentes clave de la arquitectura tibetana, por lo tanto, la estructura incluye una base de piedra y tierra + marcos de madera reutilizada.
La estructura también cuenta con un diseño tradicional tibetano. Las ventanas y los armarios interiores son piezas recuperadas, mostrando el patrón tibetano único. Botellas pop-out son dispuestas sobre las ventanas y justo debajo del techo, un diseño normalmente creado con pequeñas vigas de madera. En el futuro, un patrón triangular será pintado alrededor de la ventana y las puertas. Además, el techo utiliza la práctica común de las tejas de madera lastrada por cantos rodados de piedra.
Antes de su colocación, todas las botellas son lavadas para eliminar las etiquetas y la suciedad. Se realiza una mezcla de mortero en base a estiércol de yak, paja y tierra, guiada por las mujeres tibetanas de edad avanzada dentro de la comunidad. Cuando todo está listo, se apilan las botellas, poniendo capas de mortero en su parte superior, para luego repetir el proceso.
El mayor cuidado se puso en la alineación constante de las botellas, asegurando que queden siempre al ras de la pared frontal. A continuación, para mantenerlas rectas, se amarran a través de alambre entrecruzado en sus cuellos. Cuando la cara del muro está lo suficientemente seca para no poder remover las botellas a la fuerza, se limpian las botellas de la pared frontal, rellenando las grietas con mortero y alisándola con fines estéticos.
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