* Una aislada tribu del Amazonas ha logrado conectarse a internet, pero hora hay quienes lamentan la creciente adicción de los jóvenes a las redes sociales y la pornografía.
BRASILIA, 28 de junio de 2025.- En lo más profundo de la selva amazónica, la tribu Marubo ha experimentado un cambio significativo al conectarse al mundo exterior gracias a la red de satélites Starlink de Elon Musk. Esta conexión, aunque bienvenida inicialmente, ha traído consigo tanto avances significativos como desafíos culturales palpables que reflejan los problemas comunes de la modernidad.
Desde septiembre del año pasado, los Marubo, una comunidad de 2,000 personas dispersas a lo largo del río Ituí, disfrutan de internet de alta velocidad. Para ellos, esta herramienta ha sido transformadora: ha permitido salvar vidas en emergencias médicas, mejorar la coordinación entre aldeas y mantener contacto con familiares lejanos, revolucionando la logística y el intercambio de información y recursos educativos.
No obstante, la llegada de esta tecnología también ha generado preocupaciones. Los jóvenes marubo, ahora con acceso a un mundo más allá de sus fronteras forestales, han comenzado a mostrar cambios en sus comportamientos y en la percepción de sus tradiciones. Los videojuegos violentos, la pornografía y las redes sociales han empezado a formar parte de su vida cotidiana, lo que ha llevado a algunos líderes tribales a cuestionar el impacto de estos contenidos en su cultura, profundamente arraigada en la transmisión oral de su historia y conocimientos.
«Cuando llegó, todo el mundo estaba contento», comentó Tsainama Marubo, de 73 años. «Pero ahora, las cosas han empeorado (…) Los jóvenes se han vuelto perezosos gracias a internet, están aprendiendo las costumbres de los blancos», agregó.
Tsainama expresó su preocupación por ver cómo los jóvenes se alejan de las prácticas tradicionales, como la fabricación de tintes y joyas, en favor de hábitos importados.
Por su parte, Alfredo Marubo (todos los marubo llevan el mismo apellido), líder de una asociación de aldeas marubo, señaló cómo los jóvenes están explorando y compartiendo en sus chats de grupo contenidos antes desconocidos para ellos, como el porno y videos explícitos, encendiendo alarmas entre los líderes sobre posibles cambios en el comportamiento sexual de los más jóvenes.
«Nos preocupa que los jóvenes quieran probarlo», dijo Alfredo, refiriéndose al contenido gráfico de los vídeos. Agregó que algunos líderes ya han observado comportamientos sexuales más agresivos entre los jóvenes. «Todos están tan conectados que a veces ni siquiera hablan con su propia familia», añadió.
Para mitigar estos efectos, se han implementado horarios estrictos de uso de internet, limitando la conectividad a ciertas horas del día y permitiendo un acceso más libre los domingos. Aun así, muchos temen que los daños culturales ya estén hechos, y la preocupación de los padres sigue creciendo.
Kâipa Marubo, quien tiene tres hijos, valora el papel educativo que internet desempeña para ellos. Sin embargo, le inquietan los videojuegos de disparos en primera persona a los que juegan dos de sus hijos. «Me preocupa que quieran replicar lo que ven en los juegos», expresó al medio estadounidense. Aunque intentó eliminar estos juegos, sospecha que sus hijos podrían tener otras aplicaciones escondidas.
Por su parte, Alfredo Marubo (todos los marubo llevan el mismo apellido), líder de una asociación de aldeas marubo, señaló cómo los jóvenes están explorando y compartiendo en sus chats de grupo contenidos antes desconocidos para ellos, como el porno y videos explícitos, encendiendo alarmas entre los líderes sobre posibles cambios en el comportamiento sexual de los más jóvenes.
«Nos preocupa que los jóvenes quieran probarlo», dijo Alfredo, refiriéndose al contenido gráfico de los vídeos. Agregó que algunos líderes ya han observado comportamientos sexuales más agresivos entre los jóvenes. «Todos están tan conectados que a veces ni siquiera hablan con su propia familia», añadió.
Para mitigar estos efectos, se han implementado horarios estrictos de uso de internet, limitando la conectividad a ciertas horas del día y permitiendo un acceso más libre los domingos. Aun así, muchos temen que los daños culturales ya estén hechos, y la preocupación de los padres sigue creciendo.
Kâipa Marubo, quien tiene tres hijos, valora el papel educativo que internet desempeña para ellos. Sin embargo, le inquietan los videojuegos de disparos en primera persona a los que juegan dos de sus hijos. «Me preocupa que quieran replicar lo que ven en los juegos», expresó. Aunque intentó eliminar estos juegos, sospecha que sus hijos podrían tener otras aplicaciones escondidas.
BRASILIA, 28 de junio de 2025.- En lo más profundo de la selva amazónica, la tribu Marubo ha experimentado un cambio significativo al conectarse al mundo exterior gracias a la red de satélites Starlink de Elon Musk. Esta conexión, aunque bienvenida inicialmente, ha traído consigo tanto avances significativos como desafíos culturales palpables que reflejan los problemas comunes de la modernidad.
Desde septiembre del año pasado, los Marubo, una comunidad de 2,000 personas dispersas a lo largo del río Ituí, disfrutan de internet de alta velocidad. Para ellos, esta herramienta ha sido transformadora: ha permitido salvar vidas en emergencias médicas, mejorar la coordinación entre aldeas y mantener contacto con familiares lejanos, revolucionando la logística y el intercambio de información y recursos educativos.
No obstante, la llegada de esta tecnología también ha generado preocupaciones. Los jóvenes marubo, ahora con acceso a un mundo más allá de sus fronteras forestales, han comenzado a mostrar cambios en sus comportamientos y en la percepción de sus tradiciones. Los videojuegos violentos, la pornografía y las redes sociales han empezado a formar parte de su vida cotidiana, lo que ha llevado a algunos líderes tribales a cuestionar el impacto de estos contenidos en su cultura, profundamente arraigada en la transmisión oral de su historia y conocimientos.
«Cuando llegó, todo el mundo estaba contento», comentó Tsainama Marubo, de 73 años. «Pero ahora, las cosas han empeorado (…) Los jóvenes se han vuelto perezosos gracias a internet, están aprendiendo las costumbres de los blancos», agregó.
Tsainama expresó su preocupación por ver cómo los jóvenes se alejan de las prácticas tradicionales, como la fabricación de tintes y joyas, en favor de hábitos importados.
Por su parte, Alfredo Marubo (todos los marubo llevan el mismo apellido), líder de una asociación de aldeas marubo, señaló cómo los jóvenes están explorando y compartiendo en sus chats de grupo contenidos antes desconocidos para ellos, como el porno y videos explícitos, encendiendo alarmas entre los líderes sobre posibles cambios en el comportamiento sexual de los más jóvenes.
«Nos preocupa que los jóvenes quieran probarlo», dijo Alfredo, refiriéndose al contenido gráfico de los vídeos. Agregó que algunos líderes ya han observado comportamientos sexuales más agresivos entre los jóvenes. «Todos están tan conectados que a veces ni siquiera hablan con su propia familia», añadió.
Para mitigar estos efectos, se han implementado horarios estrictos de uso de internet, limitando la conectividad a ciertas horas del día y permitiendo un acceso más libre los domingos. Aun así, muchos temen que los daños culturales ya estén hechos, y la preocupación de los padres sigue creciendo.
Kâipa Marubo, quien tiene tres hijos, valora el papel educativo que internet desempeña para ellos. Sin embargo, le inquietan los videojuegos de disparos en primera persona a los que juegan dos de sus hijos. «Me preocupa que quieran replicar lo que ven en los juegos», expresó al medio estadounidense. Aunque intentó eliminar estos juegos, sospecha que sus hijos podrían tener otras aplicaciones escondidas.
Por su parte, Alfredo Marubo (todos los marubo llevan el mismo apellido), líder de una asociación de aldeas marubo, señaló cómo los jóvenes están explorando y compartiendo en sus chats de grupo contenidos antes desconocidos para ellos, como el porno y videos explícitos, encendiendo alarmas entre los líderes sobre posibles cambios en el comportamiento sexual de los más jóvenes.
«Nos preocupa que los jóvenes quieran probarlo», dijo Alfredo, refiriéndose al contenido gráfico de los vídeos. Agregó que algunos líderes ya han observado comportamientos sexuales más agresivos entre los jóvenes. «Todos están tan conectados que a veces ni siquiera hablan con su propia familia», añadió.
Para mitigar estos efectos, se han implementado horarios estrictos de uso de internet, limitando la conectividad a ciertas horas del día y permitiendo un acceso más libre los domingos. Aun así, muchos temen que los daños culturales ya estén hechos, y la preocupación de los padres sigue creciendo.
Kâipa Marubo, quien tiene tres hijos, valora el papel educativo que internet desempeña para ellos. Sin embargo, le inquietan los videojuegos de disparos en primera persona a los que juegan dos de sus hijos. «Me preocupa que quieran replicar lo que ven en los juegos», expresó. Aunque intentó eliminar estos juegos, sospecha que sus hijos podrían tener otras aplicaciones escondidas.
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