* Ante la inminente presentación de la banda estadounidense de metal en la Feria Nacional Potosina, grupos religiosos se unen en oración
MÉXICO, 10 de julio de 2025.- «¿Qué tipo de mensajes estamos normalizando cuando se celebran artistas cuyo historial está marcado por la violencia, la provocación y el escándalo?», interrogan los organizadores de una singular protesta espiritual.
A partir del 01 de julio, fieles católicos han iniciado 40 días de ayuno, oración y obras de misericordia como respuesta al próximo concierto de Marilyn Manson, programado para el 10 de agosto en la Feria Nacional Potosina (Fenapo), evento organizado por el Gobierno del Estado.
La iniciativa surge de la convicción de que la presencia de Marilyn Manson en un evento estatal representa una contradicción con los valores espirituales que defienden.
Para este grupo de creyentes, el artista no solo encarna una propuesta musical polémica, sino que simboliza violencia, caos y antivalores, elementos que consideran especialmente ofensivos para la fe católica.
Además, recuerdan que tras la masacre de Columbine en 1999, la música del cantante fue señalada por sectores de la opinión pública como posible influencia para los jóvenes responsables del tiroteo.
Aunque nunca se confirmaron tales acusaciones, la percepción de Manson como símbolo de una «cultura de muerte» persiste entre quienes rechazan su presencia.
El llamado de los fieles no contempla protestas ni bloqueos, sino una respuesta espiritual: 40 días de oración, ayuno y obras de misericordia que comenzaron el 01 de julio y concluirán el 10 de agosto, coincidiendo con la fecha del concierto.
Durante este periodo, los participantes buscan “ofrecer sacrificios personales por la paz, la conversión de corazones y el respeto a los valores que sostienen a la sociedad”.
Más allá de rechazar a un artista específico, los católicos invitan a reflexionar sobre el tipo de espectáculos promovidos desde las instituciones públicas. Consideran que la figura de Marilyn Manson, conocido por su estética provocadora y su crítica a las instituciones religiosas, representa un desafío a los valores que gran parte de la población potosina comparte.
El caso trasciende la polémica de un concierto o una figura artística. Se convierte en un punto de encuentro y confrontación entre distintas visiones del mundo: la libertad de expresión y el arte, frente a la fe, la ética y el bien común. Mientras el Gobierno del Estado apuesta por una oferta diversa y polémica para atraer a todos los públicos, sectores religiosos exigen coherencia y respeto a los valores predominantes en la sociedad local.
La pregunta permanece abierta sobre si, en nombre del entretenimiento, deben ignorarse las advertencias sobre los posibles efectos culturales, sociales y espirituales de estas decisiones. Por ahora, la respuesta de los católicos se expresa en el silencio del ayuno, la oración y la esperanza de que su llamado encuentre eco.
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