* Un estudio científico generó debate sobre la relación entre pedos e hipertensión. Aunque hay un gas en común, el efecto ocurre dentro del cuerpo.
WASHINGTON, 08 de octubre de 2025.- Hay cosas del cuerpo que nos parecen incómodas, pero que cumplen funciones importantes. Tal es el caso de los pedos, que aunque suelen ser motivo de risa o vergüenza, están relacionados con un gas que la ciencia ha empezado a estudiar muy en serio: el sulfuro de hidrógeno, y la relación de los pedos e hipertensión.
Este gas, conocido por su olor fuerte, también se produce dentro del cuerpo como parte de procesos vitales. Y ahí es donde aparece una conexión poco esperada entre pedos e hipertensión.
En 2008, un grupo de científicos en Estados Unidos, incluyendo investigadores de la Universidad Johns Hopkins, publicó un estudio sobre el sulfuro de hidrógeno y su rol en el cuerpo humano. Descubrieron que este gas ayuda a mantener la presión arterial en niveles normales, actuando como una especie de regulador natural.
Los ratones a los que se les bloqueó la producción interna de sulfuro de hidrógeno desarrollaron hipertensión. Y cuando recuperaron su capacidad de producirlo, su presión volvió a bajar. Este hallazgo sorprendió a muchos y abrió una nueva línea de investigación médica.
No. Aunque el sulfuro de hidrógeno también está presente en los gases intestinales, su efecto beneficioso ocurre dentro del cuerpo, no al ser expulsado. El estudio nunca dijo que liberarlos ayude a bajar la presión arterial. Esa fue una interpretación exagerada que se viralizó con titulares llamativos, pero que no representa lo que la ciencia realmente demostró.
En resumen: hay una relación entre pedos e hipertensión, pero no porque tirarse un gas sea saludable, sino porque uno de sus componentes tiene funciones internas importantes.
Lo que sí es cierto es que la salud intestinal y la microbiota tienen mucho que ver con el funcionamiento general del cuerpo. Algunas bacterias en el intestino producen pequeñas cantidades de sulfuro de hidrógeno como parte de la digestión. Ese gas puede pasar al torrente sanguíneo y participar en procesos como la vasodilatación, que ayuda a relajar los vasos y mejorar la circulación.
Por eso, mantener un intestino saludable – con una dieta equilibrada, fibra y buena hidratación – puede influir indirectamente en la regulación de la presión arterial.
Lo curioso de esta historia es cómo algo tan cotidiano como un pedo puede estar conectado con temas tan serios como la hipertensión. Hoy en día, investigadores estudian formas de aprovechar los beneficios del sulfuro de hidrógeno para tratar problemas del corazón, pero no a través de la digestión, sino mediante compuestos sintéticos que imitan su efecto en el cuerpo.
Los medicamentos basados en este gas aún están en fase experimental, pero podrían representar una alternativa futura para personas con presión alta.
La relación entre pedos e hipertensión no es tan simple como parece. No se trata de lo que se expulsa, sino de lo que el cuerpo produce y utiliza internamente. El sulfuro de hidrógeno, lejos de ser solo un gas maloliente, forma parte de un sistema de regulación natural que todavía estamos aprendiendo a entender.
Así que la próxima vez que escuches que un pedo puede salvarte del infarto, sabrás que no es tan literal… pero tampoco tan descabellado.
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