* Marieta Jiménez vive con tres gatos, pero no debería ni respirar cerca de uno: es alérgica. Aun así, se ha convertido en una referente en comportamiento felino.
CIUDAD DE MÉXICO, 07 de mayo de 2025.- Marieta Jiménez no tiene una historia normal con los gatos. Lo suyo ha sido, más bien, una especie de milagro personal. Sufre alergia severa a los felinos, de esas que terminan en ambulancia por falta de oxígeno. Y, sin embargo, convive con tres. Uno que llegó por casualidad, otro por pura obsesión y un tercero, que lo trajo su pareja. Con el tiempo, se han convertido en el centro de su vida. Tanto es así, que ella misma bromea: «Vivo con tres gatos y mi pareja».
Aunque parezca una contradicción, Marieta Jiménez no solo ha aprendido a convivir con ellos sino que ha hecho de su relación con los gatos una profesión. Se presenta como etóloga biosemiótica, naturópata animal y experta en medicina felina, integrativa y nutrición. Nacida en Menorca y afincada en Sant Cugat del Vallès, ha convertido su perfil de Instagram, @felicidadfelina, en un hervidero de consejos, vídeos y reflexiones que sus más de 50,000 seguidores consumen con devoción. Su enfoque, eso sí, no tiene nada de convencional.
De hecho, sus críticas a la etología tradicional son constantes. «La etología felina clásica ya no funciona», sentencia. Según ha explicado, los gatos domésticos están enfermando en masa y casi nadie lo está viendo. Para ella, la clave está en el error de base: «La etología gatuna actual falla por todas partes. Se basa en estudios hechos en laboratorios o en condiciones salvajes, pero la mayoría de los gatos llevan más de 70 años viviendo en pisos. Esa es otra realidad muy distinta».
A partir de ahí, Jiménez lanza una advertencia que no deja lugar a dudas. Muchos gatos enferman porque, directamente, viven mal. Mal alimentados, encerrados en entornos que no les permiten desarrollarse con normalidad y atrapados en relaciones que no han elegido. Según explica, «viven con humanos que no les caen bien, y eso les genera enfermedades. También con otros gatos con los que no han conectado. Los gatos no eligen, y deberían poder hacerlo. Lo natural es que ellos decidan con quién quieren vivir».
Para abordar esa realidad, Marieta ha desarrollado un método propio basado en cuatro pilares: psicoterapia Gestalt para mejorar el vínculo entre humano y felino, medicina integrativa (con homeopatía, fitoterapia y flores de Bach), etología biosemiótica y enriquecimiento ambiental consciente. En conjunto, esta mezcla le permite observar lo que otros no ven.
De hecho, ese enfoque multidisciplinar es lo que la ha convertido en una referencia para muchos dueños que ya han probado otras opciones sin éxito. «Cada gato tiene su universo propio. No hay gato sin contexto», insiste. Por eso, asegura que lo que verdaderamente necesitan es alguien que entienda lo que les pasa desde dentro, tanto en lo físico como en lo emocional. «El gato y el humano necesitan armonizar sus energías, casi respirar y sentir al unísono. Los gatos generan con los humanos ‘acuerdos de almas’. Suena místico, pero es muy real».
Su propia historia personal es, en cierto modo, la mejor prueba de esa conexión. Todo comenzó con el gato de una amiga. Contra todo pronóstico, aquel animal no le provocó ninguna reacción. A partir de ahí, algo cambió. «Me obsesioné. Me lo repetía como un mantra: ‘no soy alérgica, no soy alérgica’… Y funcionó. Ese gato me eligió a mí. No fue casual».
Después de aquel episodio llegó Idò, su primer gato, bautizado con una expresión menorquina. Más tarde se sumó Navi y, por último, Nina, la gata que su pareja ya tenía en casa. Desde entonces, han formado una manada peculiar. «Tengo tres gatos y una pareja que convive con ellos», dice entre risas.
Con esa experiencia a cuestas, Marieta resume las tres grandes lecciones que ha aprendido de los felinos: nunca pierden el instinto, el entorno les afecta de forma brutal y siempre conservan su misterio. «Siempre son absolutamente imprevisibles y sorprendentes», explica. «Tienen un mundo propio infinito». Lo preocupante, concluye, es que ese mundo infinito se está apagando en demasiadas casas.
CIUDAD DE MÉXICO, 07 de mayo de 2025.- Marieta Jiménez no tiene una historia normal con los gatos. Lo suyo ha sido, más bien, una especie de milagro personal. Sufre alergia severa a los felinos, de esas que terminan en ambulancia por falta de oxígeno. Y, sin embargo, convive con tres. Uno que llegó por casualidad, otro por pura obsesión y un tercero, que lo trajo su pareja. Con el tiempo, se han convertido en el centro de su vida. Tanto es así, que ella misma bromea: «Vivo con tres gatos y mi pareja».
Aunque parezca una contradicción, Marieta Jiménez no solo ha aprendido a convivir con ellos sino que ha hecho de su relación con los gatos una profesión. Se presenta como etóloga biosemiótica, naturópata animal y experta en medicina felina, integrativa y nutrición. Nacida en Menorca y afincada en Sant Cugat del Vallès, ha convertido su perfil de Instagram, @felicidadfelina, en un hervidero de consejos, vídeos y reflexiones que sus más de 50,000 seguidores consumen con devoción. Su enfoque, eso sí, no tiene nada de convencional.
De hecho, sus críticas a la etología tradicional son constantes. «La etología felina clásica ya no funciona», sentencia. Según ha explicado, los gatos domésticos están enfermando en masa y casi nadie lo está viendo. Para ella, la clave está en el error de base: «La etología gatuna actual falla por todas partes. Se basa en estudios hechos en laboratorios o en condiciones salvajes, pero la mayoría de los gatos llevan más de 70 años viviendo en pisos. Esa es otra realidad muy distinta».
A partir de ahí, Jiménez lanza una advertencia que no deja lugar a dudas. Muchos gatos enferman porque, directamente, viven mal. Mal alimentados, encerrados en entornos que no les permiten desarrollarse con normalidad y atrapados en relaciones que no han elegido. Según explica, «viven con humanos que no les caen bien, y eso les genera enfermedades. También con otros gatos con los que no han conectado. Los gatos no eligen, y deberían poder hacerlo. Lo natural es que ellos decidan con quién quieren vivir».
Para abordar esa realidad, Marieta ha desarrollado un método propio basado en cuatro pilares: psicoterapia Gestalt para mejorar el vínculo entre humano y felino, medicina integrativa (con homeopatía, fitoterapia y flores de Bach), etología biosemiótica y enriquecimiento ambiental consciente. En conjunto, esta mezcla le permite observar lo que otros no ven.
De hecho, ese enfoque multidisciplinar es lo que la ha convertido en una referencia para muchos dueños que ya han probado otras opciones sin éxito. «Cada gato tiene su universo propio. No hay gato sin contexto», insiste. Por eso, asegura que lo que verdaderamente necesitan es alguien que entienda lo que les pasa desde dentro, tanto en lo físico como en lo emocional. «El gato y el humano necesitan armonizar sus energías, casi respirar y sentir al unísono. Los gatos generan con los humanos ‘acuerdos de almas’. Suena místico, pero es muy real».
Su propia historia personal es, en cierto modo, la mejor prueba de esa conexión. Todo comenzó con el gato de una amiga. Contra todo pronóstico, aquel animal no le provocó ninguna reacción. A partir de ahí, algo cambió. «Me obsesioné. Me lo repetía como un mantra: ‘no soy alérgica, no soy alérgica’… Y funcionó. Ese gato me eligió a mí. No fue casual».
Después de aquel episodio llegó Idò, su primer gato, bautizado con una expresión menorquina. Más tarde se sumó Navi y, por último, Nina, la gata que su pareja ya tenía en casa. Desde entonces, han formado una manada peculiar. «Tengo tres gatos y una pareja que convive con ellos», dice entre risas.
Con esa experiencia a cuestas, Marieta resume las tres grandes lecciones que ha aprendido de los felinos: nunca pierden el instinto, el entorno les afecta de forma brutal y siempre conservan su misterio. «Siempre son absolutamente imprevisibles y sorprendentes», explica. «Tienen un mundo propio infinito». Lo preocupante, concluye, es que ese mundo infinito se está apagando en demasiadas casas.
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