Vestimos el cuerpo por vergüenza, por imposición. Vestimos, tapamos, cubrimos el cuerpo porque así nos enseñaron, porque así nos obligaron, porque cuando en las infancias nos contaban que el cuerpo era el templo más sagrado (¿alguien lo creyó?).
Pero no sólo eso, la sociedad también nos ha impuesto la manera en la que debemos vestir, el largo de la falda o el color que “combina” con nuestro tono de piel. Existe profesionales de la moda que se dedican a dar asesorías de imagen personal, ejecutiva, protocolaria en fin, las posibilidades para lucir “radiante” son muchas.
Como dice en la biblia (quien sabe en qué parte), Dios dijo que el cuerpo es el vehículo donde viaja el alma y que es responsabilidad nuestra cuidarlo.
Desde pequeños, incluso antes de nacer, nuestros padres han elegido no sólo los colores con los que vestiremos el resto de nuestra vida (azul o rosa, según sea el caso), sino también a que nos dedicaremos y unos más osados hasta cuantos nietos les daremos.
Portar algún artículo “no propio” a nuestro género podría escandalizar al otro con el que interactúemos. A las mujeres les hicieron las faldas y a los hombres los pantalones, hay zapatillas incómodas para ellas y zapatos de uso rudo para ellos. Aquel que se atreva a vestirse o comportarse como el género opuesto, está condenado a ser señalado.
Y como a mi me encanta que me señalen, pues decidí pintar mi rostro y crear personajes que transgredieran a quienes los conocieran.
Para comprender el tema de Drag-queen, tenemos que entender primero el significado y los orígenes del término. DRAG, del acrónimo Dressed as a girl (vestir como una chica) tiene orígenes en el cabaret y y, y aunque se le denomina Drag a una persona que interpreta a otra, esto no llega a la imitación; es la caracterización del alter ego, es la exageración de los estereotipos femeninos que dictan “cómo ser mujer”. Fue en 1941 cuando por primera vez aparece en un documento (Merriam-Webster’s Dictionary) el término drag-queen. En México es imposible hablar de Drag Queens sin mencionar a Francisco del Carmen García Escalante: Francis.
Fue en la FES Aragón por allá en el 2014 cuando por primera vez me mostré, fundado en unos tacones y vestidos cortos, en un espacio público, era Mayo y yo debía presentar un trabajo con el cuerpo. Jamás hubiera pensado que 5 años después volvería a caracterizarme pero ahora en mi Alma Mater, la FES Acatlán. Han sido experiencias que en lo personal me han dado gratas satisfacciones, desde mis vivencias debo decir que a pesar de estar expuesto con gente que quizás no conocía, me sentí muy libre. La Universidad está abriendo puertas (aun faltan es cierto, pero reconocer lo que se ha logrado, también es necesario) aprovechémoslas para mirarnos más libres.
Les invito a visitar mi Instagram (@raulbruno05) si quieren conocer a uno de los personajes que construimos, se trata de “Dragura” un diablo gay, que busca impedir el nacimiento de Baby Yisus.
Nos leemos prontito, en otra sección más de #sexualízate
