Érase una vez que un heredero de los herederos de la revolución mexicana no se hallaba. Lo mismo le ocurrió a otra descendiente de un empresario muy rico, y a un par de hermanas cuyo padre millonario dirigía una poderosa multinacional. Ese sentimiento de estar sin rumbo o perdido pese a todas las comodidades, privilegios y bienes materiales, trascendió fronteras y pudo llegar a mezclarse con el derecho a querer ser mejores personas y destacar en ambientes muy competitivos.
Así que por un tiempo esto asimismo atrajo la atención de una actriz de televisión y de algunos empresarios, un par de ellos seguramente más preocupados por sus hijas y las decisiones que tomaban mientras que otros, como Richard Branson de la compañía Virgin, terminaron negando cualquier relación con quien fue capaz de dar respuestas y motivación por la vía del coaching a miembros de la clase política y empresarial más acomodada de este país, y al que cantaron el happy birthday -con baile y coreografía- Emiliano Salinas y su hermana Cecilia, la esposa e hija de Ulises Ruiz y una hermana de la panista Mariana Gómez del Campo, entre otros: el ahora preso, Keith Raniere.
En el recién aparecido libro La secta que sedujo al poder en México, editorial Grijalbo, Juan Alberto Vázquez además da cuenta del marketing multinivel, la programación neurolingüística que es útil para lavar cerebros, el culto a una personalidad auto promocionada como la del hombre más inteligente del mundo, los cursos tomados por Ana Cristina Fox y una hermana del ex secretario de Hacienda José Antonio González Anaya, el tipo de vínculos intergrupales que dan nueva identidad y alejan a los miembros de sus familias, así como otros recursos para el control de una personalidad de manera sistemática. También nos habla de Edgar Boone, del kínder franquicia a Rosa Laura Junco de la Vega, Cecilia Salinas Occelli y Fabiola Sánchez de la Madrid, nuera del ex presidente del mismo apellido, y otros negocios que requirieron de un buen lavado de dinero para trasladar las ganancias rumbo al estado de Nueva York donde estaba la sede del grupo.
Un viaje por las entrañas de la secta Nxium, cumple con todas las características de una aunque se comercializara como algo cool revestido de matemáticas con psicología, pero que en los hechos incluyó manipulación, chantaje, mentiras, el ofrecimiento (delirante) de resolver la violencia en México, muchos engaños y hasta un harén de 8 esclavas sexuales, 5 de ellas mexicanas, marcadas, fotografiadas, videograbadas y al servicio de las fantasías de un depredador que se hacía pasar por gurú, no muy agraciado ni alto pero con una lengua que en la comunicación cara a cara debió ser descomunal para convencer a sus seguidores no solo de que eran moralmente superiores al resto de los simples mortales, sino para hacerlos cómplices en delitos de cuello blanco, corrupción de menores, encubrimiento o defendiéndolo con demandas millonarias que suelen emplearse como herramienta de coerción.
Esto último, parte del papel que en México jugó Emiliano Salinas y su amigo Alejandro Betancourt, señalados por la fiscalía que acusó a Raniere como coconspiradores. A decir del autor, no faltó la estrategia mediática y de control de daños, sobornar a un juez para encarcelar a una disidente que denunciaba los abusos padecidos en la secta, o que el penalista Diego Ruiz Durán y el MP Fernando José Gómez fabricaran pruebas y testimonios para imputar a otro denunciante que no había cometido ningún delito. O que el mismo MP, acusado en el caso News Divine por “no desempeñarse con honradez en el cargo”, mandara cartas amenazantes a ciudadanos de Estados Unidos y Canadá.
Hechos que podrían investigarse judicialmente en México, el caso está bien documentado y también ha tenido seguimiento de periodistas como Francisco Rodríguez, pues al margen de las tragedias familiares que el escándalo detonó y debieron preocupar o hasta enfermar a no pocos parientes de las personas involucradas en la trama criminal de Raniere (se ha dicho que el ex presidente Salinas cayó en cama), hay evidencias que de nueva cuenta apuntan hacia el conocido mecanismo de presión que el autor llama chantaje a la mexicana, donde parecen haberse coludido servidores públicos y poderosos particulares para torcer la ley y encarcelar a los críticos. En este caso, de un gurú que de paso recibió ayuda para esconderse en residencias de Nuevo León y Puerto Vallarta, desde donde planeaba su “orgía de la reconciliación” con 6 mujeres, porque la policía ya lo buscaba.
Una trama donde no faltó la participación, extraña, de la conductora de un noticiero, Yuriria Sierra, grabación de conversaciones telefónicas hechas por Salinas Occelli, que hizo todo lo que pudo para evitar la caída del gurú que idolatraba al dios Dinero, las denuncias anónimas por el “miedo a los Salinas”, la constancia de personajes como Frank Parlato, quien acusó a Carlos Salinas de amenazarlo de muerte, el silencio de la policía federal, la inexistencia de documentos sobre la detención y deportación del líder de Nxium, así como la participación de varias mujeres mexicanas que finalmente permitieron a una fiscalía neoyorquina armar el caso judicial que mantendrá a Raniere muchos años en prisión. De esas historias de terror donde la realidad supera la ficción, y como las librerías por el momento están cerradas puede adquirirlo vía Internet.
